Partes y tipos de carretillas elevadoras: lo que hay que saber
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Es difícil imaginar un almacén sin alguna carretilla elevadora entre pilas de pallets y mercancía. Estas carretillas son un elemento básico dentro del mundo de la logística y la industria, siendo una herramienta clave que facilita el trabajo y mejora la velocidad de producción. Para manejarlas es necesario contar con el carnet de carretillero y, en función de sus características y la tarea para la que se necesite, encontraremos carretillas adaptadas a las diferentes necesidades y funciones, por lo cual es fundamental conocer los distintos tipos existentes y aplicarlos para su debido uso.
¿Qué es una carretilla elevadora?
Las carretillas elevadoras también se conocen con el nombre de toros o toritos. Son herramientas de trabajo que ayudan a llevar a cabo tareas de carga y descarga, así como de traslado de materiales, principalmente. Con ello, se consigue mejorar y agilizar los procesos de almacenaje de mercancías, permitiendo además portar un peso mayor que el que nos permite la fuerza humana.
Estas son las partes de una carretilla elevadora
A pesar de que los tipos de carretillas elevadoras se diferencian entre sí tanto en las tareas en las que se aplican como en algunas de las partes que las componen, en general, todas cuentan con similares componentes básicos:
- Brazo o mástil: Es precisamente la parte que permite cumplir con su función elevadora, es decir, el brazo telescópico que gracias a su activación eleva la carga. Su longitud y capacidad variará en función del tipo de torito del que estemos hablando.
- Tablero: El tablero tomará diversos nombres en función del tipo y aplicación de la carretilla. De manera genérica, podemos visualizarla como aquella parte donde se portan las cargas a manejar y trasladar, y en él se acopla cualquier pieza necesaria para trabajar con la carga o material concreto que necesitemos: pallets, etc.
- Uñas u horquillas: Son aquellos elementos acoplados al pallet que permiten asir y sujetar al tablero el material que necesitemos elevar o transportar. Al igual que el resto de partes, su forma se adaptará al material y tarea en cuestión.
- Bastidor: Con este nombre se denomina a la parte de la carretilla en el que está alojada la instalación de todos los circuitos y mecanismos que permiten el funcionamiento de la carretilla elevadora.
- Contrapeso: Esta parte, normalmente situada en la cara posterior o de las carretillas precisamente llamadas contrapesadas, es simplemente una masa que permite equilibrar el peso para que no haya desequilibrios durante el uso de la máquina.
Una vez que sabemos todo esto, es el momento de conocer los distintos tipos de carretillas elevadoras de que disponemos:
Transpaletas
Las transpaletas son uno de los tipos de carretilla más habituales y que todos hemos visto en algún momento. Muy utilizadas en espacios públicos para transporte de mercancías de tiendas, por ejemplo. Podemos encontrar principalmente 2 variedades de transpaletas en función de su forma de uso:
Transpaleta manual
Son un habitual del uso cotidiano en cualquier almacén para tareas tan frecuentes como la descarga de pedidos, así como la preparación de los mismos. Son muy habituales en PYMES y están formadas por 2 horquillas que se elevan gracias a un sistema hidráulico, por lo que su gasto energético es bajo, así como su precio.
Cuentan habitualmente con 2 ruedas y decir que son manuales implica que un operario se encarga de llevar a cabo la tracción y elevación. Frente a ellas, encontramos las transpaletas que no requieren de la intervención humana, las eléctricas.
Transpaleta eléctrica
Muy similares a las anteriores pero contando con un motor eléctrico que se encarga de provocar la elevación de la carga. Resultan muy cómodas y son ampliamente utilizadas en empresas minoristas como determinados almacenes y tiendas para la carga y descarga habitual de pedidos.
Carretillas contrapesadas
Frente a las transpaletas, más utilizadas para pequeñas cargas habituales en el día a día de la logística, las carretillas contrapesadas son las más habituales y están indicadas para mayores capacidades y pesos, pudiendo cargar y transportar hasta las 60 toneladas. Precisamente por esto, cuentan con un contrapeso en la parte posterior que les da nombre y permite mantener el equilibrio.
Poseen horquillas en la parte frontal que pueden elevar cargas de hasta 7 metros, y son adaptables para su uso tanto en el interior del almacén como en espacios externos, (para lo cual lo habitual es contar con un sistema de combustión interna, lo que les aporta más potencia que a las eléctricas). Su aplicación se centra en tareas tales como el transporte, tanto vertical como horizontal, o el apilamiento además de carga y descarga.
Apiladores
Con un sistema de funcionamiento más limitado, los apiladores son carretillas básicas destinadas al transporte y manejo, habitualmente interno, de pallets. Son muy habituales en comercios de alimentación como supermercados, y sus distintos modelos ofrecen variedades a la hora de su manejo manual por un operario.
Pueden elevar cargas hasta unos 6 metros y necesitan un espacio de unos 2 metros de anchura para poder desarrollar su función. Su uso también es muy habitual y son un básico dentro de los tipos de toritos y carretillas presentes en casi cualquier entorno de almacenaje con espacio limitado.
Carretillas retráctiles
Las retráctiles son aquellas carretillas enfocadas en realizar apilamientos y transporte horizontal, y destacan por su fácil manejo y velocidad, permitiendo agilizar las tareas notablemente. Son ideales para cargas de gran longitud.
Poseen una capacidad de carga de hasta 3 toneladas y elevan materiales, en sus diseños con mayor capacidad, hasta los 12 metros de altura, por lo que son habituales en grandes almacenes, en los que es necesario apilar mercancías en bloque. En este caso, requieren de un pasillo que cuente con una anchura mínima de unos 3 metros.
¿Cómo funciona una carretilla elevadora?
Las carretillas elevadoras o toritos suelen funcionar de manera manual, por lo que es necesario que un operario con el carnet de carretillero y los conocimientos necesarios las maneje a lo largo de la jornada laboral. Las carretillas en las que podemos encontrar un funcionamiento automático, son las citadas transpaletas automáticas.
Estas transpaletas suelen emplearse para tareas repetitivas que no requieren un constante control humano. Para ello, los toritos automáticos se programan previamente y así se les marca su recorrido, carga y descarga del material. Para asegurar la correcta realización de dicha tarea, cuentan con sensores que detectan lo que hay a su alrededor, evitando cualquier riesgo.
A la hora de saber qué tipo de carretilla es ideal para nuestra compañía, las empresas dedicadas a la venta y alquiler de esta maquinaria nos asesorarán para asegurar que escogemos el modelo ideal de carretilla elevadora sin duda, facilitará el trabajo logístico de cualquier compañía.
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